Y fue una función diría casi impecable.
Con los nervios propios del estreno (de los chicos y míos también, por supuesto).
Pero estaba contenta. Y confiada. Confiada en el trabajo que mis actores iban a hacer en escena, confiada en Mónica en el sonido y en toda la previa a la función, confiada en Sebastián y en su manejo tan responsable como siempre en las luces y confiando también en mi texto, en mis emociones a través de ese texto y en lo que les había dado a los chicos para que puderian llegar a conectarse también ellos con esa energía campera.
Y salió en consecuencia.
La disfruté mucho y lo que me gustó muchísimo además, fue que también ellos la disfrutaron en escena.
Me da felicidad saber que el trabajo que habíamos hecho los colocaba en ese lugar.
Y estoy muy agradecida con el resultado.
Espero que se vaya intensificando con cada función.
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